Ya habíamos presentado a dos grandes maestros de la pintura chilena, reunidos en esta colección, Pedro Lira y Juan Francisco González. En esta ocasión tenemos el agrado de ofrecerles dos nuevos títulos, centrados en la vida y obra de Alfredo Helsby y Onofre Jarpa.
La colección “Pintura Chilena del Siglo XIX”, compuesta por 14 tomos, de la editorial Origo, nos invita a un fascinante recorrido por la historia de la pintura chilena, reuniendo a grandes figuras como Rugendas, Alfredo Valenzuela, Magdalena y Aurora Mira, José Gil de Castro, Thomas Somerscales, Ramón Subercaseaux, Alberto Orrego Luco, Raimundo Monvoisin y Fernando Álvarez de Sotomayor, entre otros.
Desde una perspectiva biográfica, se presenta a los artistas describiendo su contexto histórico, temática, estilo pictórico, movimiento artístico, exposiciones y obras relevantes. Los temas son tratados con alta calidad de contenido, lenguaje sencillo y excelencia gráfica.
Las dos obras que aquí reseñamos se encuentran disponible, gratuitamente, en la Biblioteca Publica Digital.
Alfredo Helsby: el artista de la luz
Alfredo Helsby (1862-1933) es apreciado como el paisajista del sur de nuestro país y uno de los maestros de la pintura nacional, a causa de su innovación en cuanto a la percepción visual y el empleo de los medios pictóricos sobre la dinámica de la naturaleza. Con una enorme sensibilidad para el color, interpretó los paisajes cordilleranos, el campo, las marinas, valles australes y escenas urbanas. Para Helsby el paisaje ostenta una magia presente en todo espectáculo fugaz, magia que intentaba plasmar en sus obras. Sus atributos principales son su apego a la luminosidad y la flexibilidad en el uso de diversas técnicas, así como su distanciamiento respecto a temáticas tradicionales y la simple “representación”.
Onofre Jarpa Labra (1849-1940) fue paisajista, sustantivamente preocupado en los detalles del paisaje y con cierto tono y motivo de la escuela “romántica”, producto del aire sentimental de sus obras. También fue ensayista, preocupado de temas artísticos y de teoría de la estética.
Sus obras son principalmente paisajes, los que pintaba al aire libre. Pero también desarrolló la “naturaleza muerta”. Sus características son, por un lado, la fidelidad histórica de sus pinturas y, por otro, su carga sentimental.
Fue reconocido por múltiples premios, tanto nacionales como internacionales, así como altamente valorado por su obra teórica y ensayística.