Howard Phillips Lovecraft, H. P. Lovecraft, nació en Providence, Rhode Island, EEUU, en 1890 y murió 1937. Considerado uno de los más grandes exponentes de la literatura de ficción y de terror, tanto como escritor, así como editor, jamás pudo tener seguridad económica, y sus obras fueron publicadas principalmente en revistas “Pulp”, término que hace referencia a un formato barato y de consumo popular, especializadas en narraciones e historietas de ficción. Fue también un prolífico escritor de cartas, de las que se estiman alrededor de cien mil, especialmente dirigidas a revistas y otros escritores.
Su padre, un comerciante, tuvo que ser internado en un hospital psiquiátrico debido a episodios psicóticos, donde pasó 5 años antes de morir de una parálisis generalizada producto de una enfermedad venérea, cuando Lovecraft tenía 8 años. Posteriormente, Lovecraft residió en casas de tías y abuelos, junto a su madre, hondamente afectada por la pérdida de su esposo. Entonces, su abuelo materno se convirtió en el pilar central en su formación artística, manteniendo correspondencia con el pequeño nieto e iniciándolo en la literatura clásica y la poesía.
Antes de los 10 años, Lovecraft ya escribía cuentos, poemas e historias mitológicas. También la astronomía se volvería en una sus pasiones. Y si bien disfrutaba de la química, tuvo enormes dificultades con el estudio de las matemáticas y la física, que no le permitieron seguir una carrera científica.
Desde temprana edad sufrió de problemas de salud, de crisis emocionales y psicológicas, dolores de cabeza e insomnio. Tras terminar la escuela, jamás ingresó a la universidad.
A los 20 años empezó a publicar poemas en revistas pulp y a enviar cartas a los editores criticando la literatura fantástica de sus contemporáneos. De este modo se volvió un periodista y crítico literario, para luego comenzar, a partir de 1916, a escribir sus propias obras de ficción.
No obstante, jamás pudo cubrir los gastos más básicos vendiendo cuentos y criticas literarias, aunque ocupó puestos editoriales y directivos en asociaciones de escritores. Vivió principalmente de una precaria herencia que logró administrar, ahorrando al vivir, junto a su esposa, con sus tías y otros familiares.
Lovecraft falleció a los 47 años producto de un cáncer.
Particularmente controversiales fueron sus posiciones políticas, marcadamente conservadoras (aunque en términos religiosos era ateo), aristócratas y en apoyo a la monarquía británica. Era fuertemente clasista. Aunque tras la Gran Depresión de 1929 se inclinó hacia ideas socialdemócratas.
También controversial fue su racismo contra quienes no eran anglosajones, raza a la que consideraba superior. Si bien modificó, igualmente, esta posición tras la crisis económica, revalorando desde entonces las culturas indígenas.
Autor de ficción y de horror, su obra se centra en el género específico denominado por él mismo como “horror cósmico”, que se deriva del folklor más antiguo de todas las culturas, pero que sin embargo empieza a tomar su forma concreta a partir de la literatura gótica del siglo 18.
Pero el autor que será su principal influencia, aunque tratará precisamente de independizarse y diferenciarse de él, fue Edgar Allan Poe. En la obra de Poe, lo fantástico se transforma en locura y la locura deriva en horror. Por lo tanto, para Poe el horror se encuentra en la mente humana, en su psicología.
Por el contrario, Lovecraft hace retornar el horror al exterior del ser humano, criticando así el terror psicológico. El horror es para Lovecraft anterior al ser humano, planteando una fuerte crítica al antropocentrismo y señalando que la humanidad es una parte insignificante del cosmos. De ahí deriva el desarrollo de la literatura de horror cósmico.
El horror cósmico expresa, en palabras del autor, “…mundos ocultos e insondables de extraña vida que pueden latir en los abismos que se abren más allá de las estrellas, o acosar espantosamente a nuestro propio planeta desde impías dimensiones que solo los muertos y los lunáticos son capaces de vislumbrar”.
Una de las expresiones de la genialidad del Lovecraft radica en que creará, en su literatura, una cosmogonía, un mundo mitológico. Este mundo se fundamenta en la idea de que los grandes monstruos habían perdido su dominio frente al ser humano y ahora trataban de recuperarlo.
Otro elemento central, profundamente filosófico y ético que se desprende de su obra literaria, consiste en señalar que los monstruos recuperen sus dominios implica la liberación del mal. Pero al mismo tiempo, la liberación del mal es la liberación de las cadenas producidas por los propios seres humanos, especialmente a partir de la modernidad, el abandono de la tradición y el naciente frenesí tecnológico.
Para Lovecraft el mal existe independiente de la psicología de los seres humanos. Pero su negación o desconocimiento es lo que produce lo horroroso, lo ominoso, aquello que no queremos conocer. Lovecraft escribió en su excelente ensayo sobre la literatura de horror: “Lo desconocido, imprevisible al mismo tiempo, se convirtió para nuestros antepasados en la fuente omnipotente y terrible de sus bendiciones y calamidades que visitaban a la humanidad por razones misteriosas y enteramente extraterrestres, y por lo tanto claramente pertenecientes a la esfera de la existencia de la que no sabemos nada y en las que no tenemos parte alguna”.
La liberación del mal es, entonces, la posibilidad de liberar las propias fuerzas del cosmos y el abandono de las cadenas creadas por la humanidad.
Algunas de las obras de H. P. Lovecraft que puedes encontrar en la Biblioteca Publica Digital son:
H.P. Lovecraft: Sus mejores monstruos
Novelas de terror de H. P. Lovecraft
En las montañas de la locura y otros relatos