Constantino Kavafis (Alejandría, Egipto, 1863–1933), último de ocho hijos de un matrimonio griego, migró siendo un bebé a Londres, donde fue educado hasta los siete años, cuando retornó a Alejandría, ciudad de la que no volvería a salir.
Poliglota desde temprana edad, habló perfectamente tanto el griego como el inglés y el francés. Fue un empleado público a lo largo de toda su vida.
No publicó libros en vida, tan sólo breves plaquette (publicación manufacturada de tamaño pequeño) que repartía entre sus amigos. Su obra completa está compuesta por menos de 300 poemas, donde la mitad no fueron terminados.
Reescribía reiteradamente sus poemas, dejando hasta 50 versiones de un mismo texto. Se demoraba buscando el sinónimo preciso o reemplazando una palabra quizá demasiado sofisticada por otra popular.
Al momento de morir dejó muchísimos poemas sin terminar. Falleciendo a los 70 años, se ha dicho que sus mejores poesías son las de su vejez.
Su obra está influida por el parnasianismo y el simbolismo francés, rasgo común a toda su generación; así como por la tradición greco-latina clásica. Sin embargo, todo aquello fue mutando hacia una poesía originalísima.
Poeta fuertemente ligado a Alejandría, ex capital del imperio de Bizancio. Con una extensa historia, Alejandría fue la primera ciudad donde, por varios siglos y en fecunda convivencia, hubo un encuentro cultural entre griegos, judíos, musulmanes y egipcios; así como entre ciencia y arte.
En su obra, Kavafis identifica a Alejandría con la vida misma, el ideal y la divinidad, la sensualidad y la cultura. Al mismo tiempo, en esta ciudad cosmopolita, Kavafis fue parte de una minoría cultural, siendo migrante y homosexual, de ahí que su obra se haya también creado a partir de cierto aislamiento.
Kavafis era un griego moderno, parte de la cultura neohelénica. Pero fue además un apasionado por la historia. En muchísimas de sus poesías, recoge un tema de la tradición clásica griega, un tema histórico, y lo vuelve contemporáneo.
La historia es, en Kavafis, un espejo del presente. Se le ha denominado “poeta histórico”, “piitís historikós”, nombre que él mismo reivindicó para sí. Pero la palabra poeta no es un accesorio a la historia, así como la historia no es un accesorio del presente…
Esta concepción de la historia está profundamente ligada a la idea del tiempo en Kavafis. Por ejemplo, al narrar la batalla de Magnesia en 190 a.c. o de Pydna en 168 a.c., la articula con el periodo contemporáneo del poeta: la crisis nacional de los años posteriores a la Primera Guerra Mundial. Y es que Kavafis escribió en un periodo donde los egipcios ocupaban Grecia. De ahí sus comunes referencias históricas de cuando Grecia, ciudad situada, era atacada por los persas.
Asimismo, su poesía tiene ciertos elementos políticos, pero cuya política es, principalmente, cultural, por ejemplo, en el poema “Esperando a los bárbaros”, donde el elemento central no son las decisiones de los hombres de Estado, sino los efectos y anhelos en la sociedad y la cultura. Y esa cultura es, cabe decirlo, democrática.
En el mismo sentido se puede hablar de su visión de la religión como cultura.
Otro ámbito que aborda su poesía es la moral. Kavafis narra la vileza e indignidad, pero también la dignidad y la honestidad, el sentido de los actos y su aceptación, la responsabilidad de las acciones humanas y su calidad aleccionadora. Más que filosófica, la poesía de Kavafis expresa un profundo saber poético.
No obstante, su moral no es una moralina. Decisiones, perspectivas distintas, errores y aprendizajes, ocupan un lugar cardinal.
Poesía histórica, cultural, social y moral. Sin embargo, siempre poesía, en el sentido de que no viene ni a plantear ni menos a resolver problemas históricos, filosóficos o sociales, sino a expresarnos la experiencia poética propiamente tal: la utopía del presente y la trascendencia del pasado.
Otro elemento a destacar es el rol de la intertextualidad en la poesía de Kavafis, donde la importancia de la lectura en la producción poética es fundamental. La lectura es un estímulo de la poesía. Eso se puede apreciar en sus citas y referencias. Los textos, sus lecturas, aparecen, se transforman, son inspiración poética.
Otra característica de su obra es el límite difuso entre poesía y prosa. Pero este asunto, al parecer técnico, se basa en el sentido mismo de su poética: Kavafis poetiza la acción humana, allí donde los himnos, cantos y rimas, no pueden llegar. La poesía de Kavafis es la de la acción y es allí donde se justifica su recurso a la prosa, en el intento por expresar la sucesión de acontecimientos y las acciones de personajes. En la obra de Kavafis, las acciones reemplazan las emociones.
Por último, Kavafis fue un cultor de la poesía erótica, orientada a un amor universal. En el erotismo de Kavafis, se muestra su sensibilidad y hasta, hay que decirlo, su voluptuosidad, aunque siempre mediatizada por la historia, ya sea por los “poemas históricos”, como por las experiencias propias pasadas, los tiempos idos de la voluptuosidad. En su poesía erótica se amalgaman la nostalgia, el recuerdo, la pasión, la ruina, la decepción, la lujuria y el fracaso; así como la mitología clásica, la historia y la exaltación de los placeres.
En la Biblioteca Publica Digital puedes encontrar y descargar gratuitamente la antología titulada “Itaca”, de Constantino Kavafis: