Poeta, cuentista, ensayista, traductor, astrologo, modesto empleado de oficina, el escritor portugués Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935) es una figura enigmática y su obra literaria, una de las más altas cumbres de la poesía moderna.
Autor de una obra fragmentaria, publicó sólo 2 plaquettes de poemas en inglés y un pequeño libro de versos, “Mensaje”, un año antes de morir. Todo lo demás, apareció en revistas: Águia, Orpheus, Presença, Atena. Textos de psicología, filosofía, esoterismo, crítica literaria, masonería, además de cuentos y poemas.
Huérfano de padre a temprana edad, su madre se casó en segundas nupcias con un militar que fue destinado a África del Sur como cónsul. Allí pasó Pessoa su infancia y adolescencia, teniendo como lengua principal el inglés, idioma en el que siempre, junto al portugués, escribirá su obra.
Vivirá modestamente, con la madre; luego con tías; al final, con la hermana y su sobrino. Tuvo un amor, un sólo amor, Ofelia, con la que nunca se comprometió. Trabajó empleado como traductor para una empresa aduanera, escribiendo y traduciendo cartas comerciales; ganando poco dinero.
Murió a los 47 años de edad, producto de un cólico hepático. Tras su muerte, fue encontrado un baúl lleno de obras inéditas: nada más ni nada menos que 27 mil páginas.
Caso único en la historia de la literatura, Pessoa desarrolló su obra a través de la construcción de heterónimos. Un heterónimo es algo distinto al seudónimo. El seudónimo es la misma persona pero con otro nombre. En cambio, el heterónimo consiste en ser no sólo otro nombre, sino el autor fuera de sí, poseído por otros.
Se contabiliza la existencia de 70 heterónimos de Pessoa. Sin embargo, se eleva a más de 120, aunque muchos de ellos son sólo esbozos biográficos, algunas cartas, fragmentos. Los heterónimos principales son 6 u 8. Los fundamentales, son 4.
Tienen nombre y apellido, fecha y lugar de nacimiento, profesión, así como gustos propios, estilos singulares, una ideología política o personalidad distinta unos de otros. Se conocen entre ellos, polemizan, se reúnen, se respetan, debaten. Son un grupo. Hay heterónimos de estilo neoclásico, otro místico, uno reaccionario, aquel con compromiso social. Es decir, responden a un carácter definido.
Por medio de los heterónimos, Pessoa era otro, transgrediendo la noción fija y estable de personalidad. Así, la poesía pessoana se rebela contra los límites, contra los límites de la subjetividad y los limites literarios.
Decíamos que los heterónimos fundamentales son 4: Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Bernardo Soares y Álvaro de Campos. Habría que agregar uno más, que no se denomina heterónimo, sino ortónimo: Fernando Pessoa. Ortónimo es el nombre propio del escritor que crea heterónimos.
Alberto Caeiro es un humilde pastor, que apenas asistió a la escuela. Pagano de creencia, horaciano de estilo, monárquico en su ideología. Es el joven “maestro” del grupo ficticio, muerto a los 26 años. Su obra se caracteriza por el verso libre y el lenguaje sencillo.
Ricardo Reis, es un poeta pagano, pero de versos clásicos, compositor de odas. Era quien podía estructurar las meditaciones del maestro Caeiro.
Pero fue Álvaro de Campos el que radicalizó y desarrolló las ideas de Caeiro. Poeta sentimental y metafísico, futurista. De profesión, ingeniero naval. Estudió en Glasgow y luego vivió en Inglaterra. Sus versos son libres y extensos, con sorprendentes imágenes, como su admirado Walt Whitman.
Bernardo Soares es el autor de “El libro del desasosiego” y fue, como Pessoa, un empleado de comercio. “El libro del desasosiego” (encontrado en el baúl) lo empezó a escribir a los 25 años de edad, hasta su muerte. Un texto de fragmentos autobiográficos, filosóficos, de reflexiones estéticas, que se sumerge profundamente en la subjetividad. Un gran análisis del alma humana.
Y bueno; Fernando Pessoa, un poeta simbolista, ocultista y riguroso. Publicó un solo libro “Mensaje”, poemario que parece ser un canto a la nación y al imperio, pero más bien es un ideal simbolista y ocultista de la cultura. El “Quinto Imperio” del que habla y que es en lo que debiese convertirse Portugal, no es sino un Imperio Metafísico.
Reis desarrolla las “formas” literarias; Campos las “sensaciones”; Pessoa, los “símbolos”. Reis es un ermitaño. Campos un vagabundo. Reis crea odas, Campos monólogos. Reis compone sonetos, Campos emite sonidos, onomatopeyas, chillidos, ruidos incoherentes.
Los temas de Caeiro son la naturaleza, la aldea, los niños, los animales. Álvaro de Campos es, por el contrario, un poeta cosmopolita que busca plasmar el instante, la sensación, estar en todas partes, observar los automóviles, experimentar la ciudad, fundirse entre los transeúntes.
Algunos de sus temas principales son la enajenación y la búsqueda de sí mismo, ya sea en la naturaleza, la ciudad o el cosmos. Poeta múltiple, Fernando Pessoa escribió: “¡Sé plural como el Universo!”.
Hemos de agregar que Pessoa era un poeta-filosofo, pero a diferencia de, por ejemplo, Jorge Luis Borges, que transformaba la filosofía de, digamos Spinoza, en poesía, Pessoa filosofa poéticamente. Su pensamiento es el de un poeta, piensa como poeta y como poeta, filosofa.
En la Biblioteca Publica Digital puedes encontrar y leer, gratuitamente, los siguientes libros:
Antología de Fernando Pessoa. El escritor múltiple de Lisboa
Libro del desasosiego
El banquero anarquista
Un disfraz equivocado