Se ha dicho de la historia que es mucho más que acontecimientos y personajes; que responde a interpretaciones (que reconstruyen analíticamente los hechos) y a estructuras de grandes estabilidades (geográficas, biológicas, productivas, etc.). También se ha cuestionado la continuidad lineal de la historia (el progreso) y la existencia de fines que serian parte de una cadena predeterminada, sin otros caminos posibles o posibilidades múltiples. Pero, aunque deben ser mediados por el análisis y la interpretación, los hechos y acontecimientos siguen siendo relevantes, pues expresan realidades más profundas y que incluso pueden modificar la historia.
Las biografías son acaso el paradigma de la historia tradicional, que la historiografía del siglo XX ha criticado tanto, por estar centrada en personajes y acontecimientos. Y sin duda, la crítica tiene un sustento valioso y ha enriquecido los métodos historiográficos. Pero también se puede rescatar de las biografías un aporte que no se puede desechar, sobre todo cuando están sometidas a la investigación rigurosa y a la interpretación profunda, como lo hace Stefan Zweig.
Hay, entre la historia del mundo y las pequeñas vidas, conexiones intrincadas y reveladoras, expresión de interconexiones entre las personas y la sociedad, lo privado y lo público, fuerzas transformadoras que pueden ser determinantes, e incluso eventos azarosos que modifican un resultado que parecía invariable.
E incluso, cuando la imaginación debe intervenir en la biografía, esta no sólo lo hace como una falsedad, sino como la búsqueda de una comprensión más amplia de la historia: la imaginación desentraña las tramas de las que a veces los propios protagonistas no son consientes.
Las biografías de Stefan Zweig superan el género literario y se elevan al sentido más profundo del pensamiento (psicológico, filosófico, político, sociológico, estético): la búsqueda de la verdad y el camino que lleva del error a la verdad. Las biografías son, sin lugar a dudas, absolutamente instructivas.
Stefan Zweig nació en Viena, en el año 1881, en el seno de una rica familia judía. Su padre era fabricante textil y su madre provenía de una familia de banqueros. Ya en su adolescencia, Zweig envió poemas y artículos a algunas revistas y mantuvo correspondencia con importantes figuras literarias. También empezó una colección de manuscritos entre los que se encontraban los de Goethe, Beethoven y Mozart.
Estudió Filosofía en la Universidad de Viena. Publicó su primer libro de poesía en 1901. También empezó pronto a escribir novelas cortas y obras de teatro. Viajó por Viena, Berlín, París y Bruselas. Se codeó con grandes personajes como Rodin, Rilke, Romain Rolland, Yeats, Pirandello, Freud, Thomas Mann y muchos otros. Tuvo que luchar en la Primera Guerra Mundial, siendo testigo de los horrores y volviéndose un pacifista activo.
Después de la guerra, instalado en Salzburgo, escribió una serie de novelas cortas y biografías, que rápidamente se popularizaron, volviéndolo uno de los intelectuales más importantes de la época de entre guerras. En Londres estará hasta 1939, periodo donde trabajará en sus biografías más famosas.
En 1940, con el estallido de la Segunda Guerra, se traslada a Nueva York, pero rápidamente decidirá viajar a Brasil, a Petrópolis, cerca de Río de Janeiro, donde esperaba tener la oportunidad de empezar una nueva vida e incluso escribió el libro: “Brasil, país de futuro”… Pero en febrero de 1942, Stefan Zweig y su esposa fueron encontrados sin vida por una sobredosis de barbitúricos. La civilización de su infancia, que tanto amó, era devastada por ambas guerras y la locura del nazismo y ese dolor fue demasiado grande.
Pero precisamente, como un rescate de esa civilización, con sus luces y sombras, y como forma de aprendizaje de los errores cometidos por la humanidad, es que Zweig escribió maravillosas biografías, de las que te presentamos las siguientes y que pueden ser descargadas gratuitamente de la Biblioteca Publica Digital.